Abril 7, 2011 06:45 | Ahorrar y Planear
En la vida, uno no debe aspirar a ser rico, sino a ser feliz.
Muchas veces he escuchado que el dinero no nos da la felicidad, pero ¡cómo ayuda! - y esta frase tiene algo de cierto. El dinero es, como siempre he dicho, un medio. Nos ayuda a lograr algunas de nuestras metas (aquellas que tienen un costo monetario) y nos brinda la posibilidad de disfrutar experiencias en la vida que nos hacen disfrutarla más.
Pero para ser feliz se requiere mucho más que dinero.
La felicidad, siempre he pensado, es una actitud ante la vida. Es enfrentarla con una sonrisa, dando lo mejor de nosotros mismos en cada momento. Es vivir en armonía con nuestros valores, con lo que verdaderamente nos importa. Si uno hace un análisis de sus valores (o piensa en ellos, los escribe y los pone en orden de importancia) se dará cuenta de que ninguno de ellos tiene nada que ver con el dinero.
Vivimos, desafortunadamente, en un mundo lleno de consumismo aspiracional. Socialmente es más aceptado, y envidiado, el que tiene más (no el que es más feliz). Vemos lo que tiene el otro, y lo deseamos. Tenemos una obsesión por acumular.
Obviamente, la publicidad tiene un papel muy importante en ello, ya logra asociar ambos conceptos con una maestría casi diabólica: la gente que "tiene" tal o cual artículo siempre se le ve feliz. Pero todos sabemos, que no es así.
¿Cuántas historias no conocemos de personas que parece que lo tienen todo, pero en realidad lo deben todo? Imagínense el estrés con el que viven. ¿Cuántas veces no hemos escuchado de deportistas o artistas, que viven con gran lujo pero que no han logrado en su vida tener estabilidad emocional o familiar?
En contrapunto, tenemos el ejemplo de muchos amigos que practican el minimalismo. Todos ellos refieren lo contrario: que el tener menos cosas ha incrementado notablemente su calidad de vida: los ha hecho más felices, porque les ayuda a concentrarse en lo que verdaderamente les importa. Les permite tener mucho menos distracciones y viven una vida más sana. En una palabra, están más satisfechos.
La gente que es más feliz es aquella que logra tener muchos más sentimientos positivos (buscan disfrutar lo que hacen, sonríen) que negativos (preocupación, desprecio, enojo, tristeza). La gente que vive más satisfecha consigo mismo y con lo que les rodea. La que tiene oportunidad de dar lo mejor de sí, de aprender de sus errores y de dirigir su camino.
Desde luego, repito, se necesita dinero para muchas cosas. Simplemente, para lograr ese estado mental, se requiere tener satisfechas las necesidades básicas. Pero hay cosas muchas más importantes.
¿Te has preguntado cuánto dinero necesitas para sentirte satisfecho?
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